Cuando se es muy joven siempre se vive todo de manera intensa, uno se enamora con todo y crees que será para toda la vida, y también caes fácilmente en la trampa de odiar a aquellos que no te caen bien o que te hicieron daño, todo es simple, todo es sincero, todo es muy extremo, y madurar precisamente es dejar de vivir la vida siempre en el blanco o en el negro, madurar es entender que nada es completamente bueno ni malo, que hay personas que simplemente deben de ser alguien que no te importe independientemente de lo mucho que hablen de ti.
Aún recuerdo a mis primeros amores, y la verdad es que no fui muy afortunada en ese tiempo, y es que si bien es cierto que la suerte nunca esta de más para encontrar el verdadero amor, cuando yo era más joven en realidad era el único factor que podría garantizarme una buena decisión, ya que en ese entonces yo solamente me fijaba en cosas superfluas, en que tan guapo era, o si era de mi tipo, no prestaba atención a cosas que son más importantes y que pueden darte una idea más clara de como sería una relación después de un tiempo con aquella persona.
Me enamoraba de cualquiera que cumpliera con algunos requisitos físicos que me llamaban mucho la atención, y descuidaba fijarme en su manera de ser, obviamente sufrí mucho por aquella inmadurez, pero no era lo único que estaba haciendo mal, de igual forma que me enamoraba fácilmente de cualquiera, también odiaba con mucha facilidad, recuerdo claramente a una chica de la escuela que hablaba chismes de mí, y como la odiaba con tanta fuerza, obviamente eso solo hacía que ella se sintiera más importante y seguía hostigándome mucho más.
Después de algunos fracasos entendí que en el amor hay cosas que son mucho más importantes que la apariencia física, si bien es cierto que las personas siempre deben de tener algo que te guste, no deben de cumplir necesariamente con alguna clase de estereotipo, lo más importante es en realidad como son, si son sinceros, humildes, cariñosos, si son leales, si son personas que cumplen sus promesas, ese tipo de características son mucho más importantes para que una relación dure y se convierta en algo digno de recordar o de llevar a un nivel más importante.
También entendí que odiar a la gente es darles un protagonismo muy importante en tu vida, que mientras más fuerte sean tus sentimientos por alguien independientemente de si son buenos o malos, haces más importante esa persona para ti, los sentimientos son algo que solo debe brindársele a las personas importantes, por eso creo que lo mejor es no odiar a nadie, y no amar a cualquiera.
Autor: Chivy