Todo sería más sencillo si nos arriesgáramos a decir las cosas que sentimos.

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Y comenzamos a salir juntos y todo sucedió rápidamente, en un abrir y cerrar de ojos ya eras parte de mi vida, ya nos veíamos casi a diario y ya habíamos tomado ciertos “roles” cada uno, fue solo un instante en el que tuve la oportunidad de decir lo que realmente quería, lo que realmente pensaba, pero me quede callada y permití que pusieras palabras en mi boca simplemente porque no quería perderte, porque no quería que todo se fuera a al carajo a penas al comenzar.

Pensé que solo debería dejar pasar un poco de tiempo y que después encontraría un momento para decir lo que en realidad quería, pensé que lo importante en ese entonces era afianzar nuestros lazos, ¿Pero que clase de lazos nacen de la mentira?, si, me convertí en una mentirosa no por lo que decía, si no por omisión, porque me quedé callada y permití que tu hablaras por mí, y simplemente me dedique a asentir con mi cabeza sobre cosas en las que no estaba realmente de acuerdo, y a pesar de que siempre estaba buscando el momento para aclararlo todo, los ratos que pasábamos juntos eran siempre fugaces.

Cada vez encontraba más pretextos para callarme, si estábamos compartiendo un buen momento me callaba para no arruinarlo, si era un mal momento me callaba para no empeorarlo, pero lo nuestro no podía funcionar así por siempre, al final llego el día en que mi incomodidad por todas aquellas cosas omitidas era un peso enorme sobre mis hombros, mi conciencia me recordaba tortuosamente que tu no estabas enamorado de mí, si no de una mentira que yo misma permití que creciera por temor a perderte, y lo más absurdo fue que te termine perdiendo por no decir lo que en realidad pensaba en su tiempo.

Porque tarde fue el momento en que elegí decir la verdad, tu idea sobre mi ya estaba tan arraigada en tus pensamientos que fuiste incapaz de contemplarme de una forma diferente, te sentiste traicionado y tenías razón para sentirte así, pero lo que en realidad me dolió más fue las ultimas palabras que me dijiste antes de dar la vuelta para nunca volver, dijiste “no me hubiera importado nada si en un principio me hubieras dicho lo que en realidad pensabas, pero callaste y me hiciste vivir en una mentira todo este tiempo y ahora ya no sé qué de lo que vivimos fue verdad y que fue una mentira”.

Por temor a ser rechazada me quede callada, y fue precisamente ese acto de quedarme en silencio lo que en realidad me hizo perderte, ahora mi corazón esta lleno de remordimientos y no puedo pedirte que te quedes a mi lado o que confíes en mí, ahora entiendo que no vale la pena callarse por nada, porque hubiera sido cien veces mejor perderte en un inicio por decir la verdad, que perderte ahora que te amo tanto y que me había acostumbrado a ti, y te perdí por no tener el valor de decir lo que sentía y pensaba.

Autor: Chivy