Creo que la mayoría pasamos por alguna relación toxica en nuestras vidas, y una mala percepción sobre el hecho de que “no hay que rendirse” nos hizo luchar más allá de nuestro orgullo, más allá de lo que es considerado sano, más allá de donde debimos, porque seguimos luchando en una pelea que no teníamos oportunidad de ganar y con esto solo logramos salir mucho más dañados, mucho más tristes, mucho más decepcionados, mucho más ariscos y con miedo a volver a intentarlo.
Ser valiente no significa que nunca te retires.
Muchas veces confundimos la valentía y pensamos que un valiente nunca se retira, pero eso no es verdad, la valentía va peleada con la inteligencia, y si bien es cierto que habrá feroces batallas que tendremos que luchar y donde las veces que seamos capaces de volver a ponernos en pie marque la diferencia entre salir victoriosos o derrotados, donde nuestra capacidad para soportar el dolor realmente se ponga a prueba, donde necesitemos seguir hacia adelante a pesar de que todo parece decirnos que deberíamos rendirnos, llegaran momentos el los que podremos demostrar nuestra valía, pero no todas las peleas son dignas de pelearse, y hay algunas de ellas en las que lo mejor será retirarnos inmediatamente.
Hay personas por las que no vale la pena luchar.
Como dije, no todas las personas se merecen que peleemos por ellas, especialmente aquellas que no quieren que lo hagamos, o aquellas otras que con sus palabras nos dicen algo y con sus acciones todo lo contrario, hay que elegir bien a las personas que dejamos entrar en nuestras vidas porque de alguna u otra manera la existencia de las personas que nos acompañan termina resonando en la nuestra y nos hacen participes de sus ideas, sus emociones y sus actos, así que hay que tener mucho cuidado con la gente que elegimos para tener cerca nuestro, porque aunque no te des cuenta toda persona que forme parte de tu vida termina cambiándote de alguna manera, algunos de forma positiva y otros simplemente te joden la existencia.
Las cosas que nos hacen daño terminan siendo las peores adicciones.
¿Has notado que todas las cosas que nos hacen dependientes de ellas hacen daño?, las drogas, el alcohol y el cigarro son buenos ejemplos, pero así como las sustancias dañinas también existen personas que tienen el mismo efecto en nuestras vidas, personas que nos hacen sentir algún placer, pero a cambio nos carcomen en muchos otros sentidos, son placebos que tienen la función de hacernos creer que no estamos solos, pero en realidad estamos peor que solos pues incluso hay un dicho que dice “más vale solo que mal acompañado”.
Pero las personas algunas veces hacen lo que sea por no tener que lidiar con su soledad, y buscando “cualquier compañía” terminan haciéndose más daño a ellos mismos, pues contaminan sus vidas al aceptar a personas que no les quieren, no les aprecian y que solo buscan obtener algo de nosotros para después dejarnos atrás, o peor aún, nos envenenan nuestra confianza para que creamos que no somos capaces de estar con alguien mejor, nos hacen creer que los malos tratos, las miserias de cariño que ellos nos ofrecen es lo mejor que podemos pedir de la vida y que “nadie a excepción de ellos” estará dispuesto a querernos a su lado.
Las relaciones toxicas terminan destruyéndonos por completo, porque carcomen el núcleo de cada persona que es su confianza en si mismos, su auto estima, su valentía, así que no te confundas, lucha cuando valga la pena y sea necesario, pero nunca luches por alguien que no se lo merezca, nunca permitas convertirte en esclava de alguien que te está haciendo daño.
Autor: Sunky