Yo oculto mis problemas de los demás, no porque quiera hacerles creer que tengo una vida perfecta, ni porque sea una hipócrita conmigo misma, sino porque, aunque entiendo que hay personas que se preocupan por mí, sinceramente me molesta tener que explicar a cada uno aquel mal que me aqueja, cuando tienes un problema lo que necesitas es tiempo para pensar, necesitas espacio e intimidad para encontrar aquella voz interior que te diga en donde te estas equivocando.
Al contarle tus problemas a los demás pocos se aguantan las ganas de opinar, y aunque algunos tengan los mejores deseos con sus consejos, no han vivido las cosas de la misma manera que yo, por lo tanto, son incapaces de comprender en profundidad como me siento y más aún poder brindar una solución, no digo que nunca he pedido consejos, pero me gusta pedirlos solamente cuando no tengo ni idea de que hacer o cuando no tengo idea de cómo me metí en aquel problema, me gusta pedir consejos a personas que me conste que tengan experiencia en una situación similar a la que estoy viviendo, y tomo esos consejos como un punto de vista nada más, no siempre los acato al pie de la letra.
Sonreír es la mejor manera de evitar que personas ajenas entren a husmear en tu vida, porque creo que todos tenemos en claro que siempre hay alguna persona a la que por azares del destino le caemos mal, pero no siempre podemos saber quién es esa persona, y puede suceder que estando triste digas algo sin querer y eso sea usado por esa persona después para hacerte más daño, además me parece de pésimo gusto contestar a alguien que te pregunta de manera casual: ¿Cómo estás?, y yo termine respondiéndole “horriblemente, no tengo idea de qué demonios hacer con mi vida”, por educación lo natural es siempre contestar con un “estoy bien”, aunque por dentro te estés cayendo a pedazos.
No tiene sentido ir por el mundo dando pena, y si bien no me guardo todo para mi sola, tengo mucho cuidado con quienes comparto mis problemas más importantes, y lastimosamente puedo decir que esas personas las puedo contar con los dedos de mi mano y me sobran dedos, esto es porque las personas muchas veces no son capaces de ser discretos con aquello que les cuentas, por más que les pidas que no lo divulguen, solo hace falta un mal rato para que esa persona se enoje y saque todas tus prendas sucias a relucir por las redes sociales.
Prefiero sonreír también porque llega un momento en que quizás te comienzas a creer que estas bien en realidad, de tanto repetirlo algo se va quedando en el subconsciente, y finalmente porque creo que una sonrisa siempre te abrirá más puertas en los momentos difíciles que unas lágrimas en los ojos.
Autor: Sunky