A veces no puedo resistirme a la idea de poder regresar en el tiempo, a veces me imagino volviendo a esa época de mi adolescencia y hacer las cosas mejor, disfrutar más de aquellos momentos, y preocuparme menos por la opinión de los demás, para mi madurar no es otra cosa que simplemente aprender a aceptar la verdad que nos rodea, dejar de pretender que las personas o las situaciones deben de ser ideales, y dejar de engañarnos queriendo adjudicarle a la gente o la realidad atributos que no poseen simplemente porque no “nos gusta” la verdad.
¿Pero qué clase de pensamiento tan infantil es ese que nos hace creer que todas las personas y el mundo nos deben de gustar?, que absurda forma de distorsionar la verdad, tratando de adaptar a todos a nuestras expectativas, negando a las personas que nos acompañan, negando incluso parte de nuestras vidas, ¿De dónde saca el ser humano la idea de perfección?, ¿Cómo es que se cree tan importante como para poder exigir una perfección sobre los demás y aquello que le rodea cuando el mismo es imperfecto también?, ¿Qué egoísmo tan grande necesita un individuo tan solo para imaginarse que todo el mundo debe adaptarse a sus reglas y gustos?
Y es que no creo ser la única que desperdició su tiempo buscando cosas que no existían, porque al menos en lo personal siempre quise ver aquello que yo buscaba en la pareja que tenía frente a mí, y si bien es cierto que muchas veces me mintieron, algunas otras fui yo quien me engañé, con alevosía y ventaja, como si con solo desearlo muy fuerte dentro de mi fuera a hacer que las personas o las situaciones cambiaran solo para hacerme feliz a mí.
Madurar para mi es como dije antes tener el valor para aceptar lo que te rodea, aceptarlo, y amarlo por lo que es, sin intentar cambiar a esa persona, sin esperar nada que esa misma persona no dijera con sus labios que deseaba hacer, las falsas expectativas terminan matando relaciones que a pesar de no ser lo que se buscaba en un inicio, pudieron convertirse en historias épicas con pasajes dignos de recordar miles de veces, y es que en el fondo la mayoría de personas creen saber lo que quieren, pero cuando encuentran lo que estaban buscando terminan dándose cuenta de lo diferente que terminó siendo aquella persona de la que imaginaban.
Pero muchas veces los falsos deseos de no rendirse se convierten en obstinación absurda, que solo nos hace perder el tiempo, perder las esperanzas y las ganas de seguir luchando, porque es de tontos pelear todas las batallas, solamente las importantes son dignas de jugarnos la vida por ellas, en otras palabras solamente unas cuantas personas son dignas de que nos entregamos por completo a ellas, y les amemos con todo el corazón, pero la gran mayoría solamente vienen a nuestras vidas a enseñarnos una lección y desaparecen después de eso, me gustaría haber sido más madura de pequeña, para perder menos mi tiempo y haberlo dedicado más a quienes en realidad se lo merecían y en su momento no supe apreciarles como debí haberlo hecho.
Autor: Sunky