Es un hecho que la tecnología nos ayuda a realizar muchas tareas de forma más fácil y sencilla, es cierto que la comunicación ha dejado de ser un problema, que los mensajes ahora llegan en segundos, que compartir un pensamiento nunca había sido tan sencillo como lo es hoy, pero ¿te has preguntado cual es el precio que estamos pagando?, las personas ahora mismo parecen estar más pendientes del celular que del mundo que les rodea, las personas parecen estar dedicándole demasiado tiempo a su dispositivo de bolsillo, y se puede entablar una conversación en la que una persona te ponga atención tanto como tarde en sonar alguna notificación del teléfono.
Ahora mismo tenemos “una necesidad” de estar conectados en todo momento a internet, y mantenemos unas vidas perfectas dentro de la redes sociales, todos parecen ser felices y exitosos, todos tienen miles de amigos y seguidores, todos comparten fotos y pensamientos y todo eso esta bien, pero hay personas que llevan esa obsesión a un punto que se aleja de lo razonable, natural y saludable, esas personas están obsesionadas por conseguir cierta cantidad de likes, por aparecer siempre perfectos en las fotos, por hacer creer que sus vidas son las mejores y las más perfectas y se obsesionan tanto con eso que pierden el concepto de la realidad, y la vida real ya no les llena, se han creído por completo ese personaje que se inventaron en las redes sociales y el mundo real les resulta aburrido e insuficiente.
Y es que ¿Quién quiere vivir en un mundo tan alejado de la perfección cuando se puede vivir en uno virtual en el que todo es perfecto?, ahora hay más personas dispuestas a darle like a un pensamiento tuyo por más absurdo y estúpido que parezca, y las relaciones superficiales están a la orden del día, las personas que nos dicen cuando estamos a punto de cometer un error ahora son cada vez menos, porque a nadie le interesa escuchar una opinión contraria a la que él mismo tiene, todos quieren que les digan que están bien y las redes sociales están llenas de personas a las que tu vida les importa un cacahuete y te darán un like así publiques que estas a punto de suicidarte, ¿Qué clase de mundo es este en el que la felicidad se mide por la cantidad de likes que recibes?.
Cada vez las personas quedan menos para verse y cuando lo hacen siguen con sus teléfonos en la mano, cada vez da la impresión de que se puede estar más cerca de los demás por la ventana de chat del teléfono que aun teniéndoles de frente, deberíamos pensar si no estamos llevando demasiado lejos esa obsesión por estar siempre pendientes del celular, deberíamos aprender a apagar el teléfono por un tiempo suficiente como para tener una conversación completa con las personas que tenemos enfrente, para poder dedicarles la atención que se merecen, y sobre todo para poder disfrutar de aquello que es en verdadero, de aquello que es real, porque la realidad por imperfecta que sea siempre será mejor que la más hermosa de las mentiras.
Autor: Sunky