En la vida hay que saber a quién sonreírle y a quien llorarle. No todo el mundo merece ambas cosas.

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Hay que ser más reservados con las cosas que nos pasan, y es que hay personas como yo que queremos compartir con el mundo todo lo que nos sucede, que nos da igual si es algo bueno o algo malo podemos hablar de cualquier tema con facilidad y sin ocultarnos, pero la verdad es que a pesar de la facilidad que tenemos de aceptar las cosas que nos pasan, no quiere decir que los demás tengan un real interés de saberlo, y aunque los oídos siempre están prestos al chisme, y rara vez alguien te dirá directamente que no le interesa tu vida personal, la verdad es que la mayoría solo te escucharán por morbo o incluso algunos con la intención de tener información con la que después puedan hacerte daño, son realmente pocos a los que en realidad les importa lo que estas sintiendo, especialmente si te sientes mal.

Socialmente sonreír y decir que todo va bien es aquello que esta mejor aceptado, cuando alguien te saluda y te pregunta ¿Cómo estás?, tu debes contestarle que bien, no importa si te estas muriendo por dentro, no importa si las lágrimas te están a punto de brotar, no importa lo que realmente te esté sucediendo, la gente espera que le digas “muy bien gracias, ¿y usted?”, los saludos son una simple cortesía y se hacen por que así lo dicta un código conductual, pero si alguien te pregunta ¿Cómo estas? Y le dices que estas fatal, te terminará preguntando porque pero se sentirá frustrado, porque lo más probable es que solo quisiera saludar y pasar de ti, sin embargo ahora tendrá que escuchar tu narrativa que muy probablemente no le importará en lo absoluto y al final te concederá un “espero que las cosas mejoren, adiós”.

Pero esta persona se quedará con una mala impresión tuya, porque le pusiste en una situación en la que prácticamente le obligaste a escuchar tus problemas aún cuando no tenia ni la intención ni las ganas de ayudar, y muy probablemente esta persona en un futuro pase de saludarte, esa es la realidad triste en la que vivimos, la mayoría de las personas no tienen tiempo y exprimen un poco para tratar de ser educados, pero cada vez la vida es más complicada, cada vez hay más personas que no saben si comerán mañana, cada vez resulta más difícil preocuparse por la persona de al lado, porque tus propias condiciones no te permiten preocuparte de nadie más que de tu propia familia.

Quizás no sea culpa de las personas después de todo, quizás las personas no sean malas por completo, quizás la culpa es de este sistema que nos vuelve egoístas por defecto, no porque queramos serlo, si no porque estamos acostumbrados a que no nos alcance para nada más, por eso cuando tenemos un poco más de lo necesario nos encerramos en nosotros mismos y tratamos de guardar ese excedente para la próxima vez que nos falte, quizás las personas no son malas porque quieren, quizás la pobreza les ha obligado a ser así.

Pero independientemente de cuales sean las razones debemos entender que nuestras problemáticas realmente le interesan solo a unas cuantas personas, así la sonrisa es la carta correcta de presentación para cualquiera, pero el llanto siempre hay que reservarlo a personas que estemos seguros que les interesa realmente lo que nos pasa, lo que sentimos y lo que pensamos, las lagrimas no deben compartirse con cualquiera, aunque estén a punto de brotar y casi no podamos contenerlas guárdalas para las personas que realmente valoran que les compartas aquello que los demás realmente no quieren saber.

Autor: Sunky