Todos tratamos de justificar a la persona a la que le hemos dado la oportunidad de entrar en nuestras vidas, todos intentamos ser comprensivos y tratar de no pensar en lo peor al menos cuando recién vamos comenzando una relación, queremos enfocarnos en lo positivo y de ahí tender puentes que nos comuniquen y nos hagan sentir uno parte del otro, queremos ser condescendientes y queremos ser pacientes, porque sabemos que no es sencillo confiar en una persona nueva, que no es fácil comenzar a amar, hay tantas personas en el mundo que solo quieren aprovecharse que es natural en un principio permanecer vacilantes y ser más observadores que actores, creo que en eso no hay nada que este mal.
Yo misma trato de arriesgarme al principio lo menos posible, trato de mantenerme en un punto medio, capaz de ser una observadora objetiva de la persona que ha entrado en mi vida, trato de no hacerme ilusiones rápidamente, porque las decepciones están a la orden del día pero al mismo tiempo trato de ser agradable, amable y que no quepan dudas de que estoy convencida en entregarme de forma completa aunque de forma paulatina a la misma medida que mis dudas se disipan, cada prueba que se supera como pareja voy entregándome más y más hasta llegar a una entrega completa, porque quiero amar y ser amada, pero no quiero enamorarme solamente de las palabras y las promesas de alguien que puede estar mintiéndome en la cara.
Lo nuestro fue creciendo con el paso de los días, pero desde el comienzo me di cuenta de algo que no parecía muy normal, tu nivel de desconfianza estaba muy por encima de lo normal en una relación nueva como lo era la nuestra, eres una persona sumamente agresiva con la mirada o incluso con las palabras a aquellas personas que se me acercaban, sin importarte que fueran amigos o compañeros de trabajo les retabas con la mirada tratando de amedrentarles, como si quisieras que yo no me relacionara nunca más con nadie del sexo opuesto que no fueras tú, esa actitud disparó rápidamente algunas alarmas en mi cabeza y esa fue también una de las razones por las cuales comencé a tener más cuidado de seguir enamorándome más de ti, poco a poco esos celos que te caracterizaban se hacían más y más evidentes a tal grado que parecías una peste cerca de mí, porque ya nadie quería acercase a mi para tratar incluso temas laborales.
Después la gota que derramo el vaso, se te ocurrió la buena idea de querer maltratarme por tus sospechas completamente infundadas como si fuera yo una facilona, como si lo tuvieras claro y también tuvieras las pruebas en la mano de mis infidelidades, si, porque tu afirmabas que yo te era infiel y que no lo era solo con una persona si no que lo era con varios, y en ese momento me di cuenta que ya no podíamos seguir avanzando, no podía permitirte que me trataras de puta por algo que no había hecho y que incluso no había un mal entendido como para que creyeras que las cosas pudieron haber sido, todo fue forjado en tu mente, con tus sospechas infundadas.
Por eso decidí dejarte y ahora vienes a pedirme perdón, te emborrachas y dices que ya no puedes seguir sin mí, prometes que vas a cambiar y me dices que estabas en un error y que no volverá a pasar, pero lastimosamente no te das cuenta de que tienes una enfermedad mental, esos celos y esa inseguridad que sientes por ti y por mi no son algo normal, necesitas ir a terapia, necesitas ayuda profesional y yo me siento aliviada de no haberme enamorado por completo de alguien tan problemático como lo puedes llegar a ser.
Pero si me queda más que claro que yo no soy el motivo de tus problemas ni tampoco la solución, porque con el poco tiempo que llevamos juntos lo nuestro no pudo llegar a tener la fuerza suficiente como para que hagas esas aseveraciones de que no puedes vivir sin mí, no tenemos ni el tiempo, ni la historia, ni las vivencias juntos necesarias para que pudiera ser yo una marca indeleble en tu vida, y en verdad lamento mucho tu situación pero yo no puedo ayudarte aunque quisiera, y aunque hubiera llegado a amarte esa no sería tampoco la solución a tus problemas, sin embargo, deberías atenderte cuanto antes, porque no hay nada más destructivo que los celos, y no existe peor pesadilla que creer que todo el mundo está intentado traicionarte.
Autor: Sunky