Hay ocasiones lo mejor es dejarse ayudar por los demás, porque no siempre somos objetivos, y cuando no estamos bien podemos juzgar muy severamente a todos incluyéndonos a nosotros mismos, o en mi caso: especialmente conmigo misma, lo confieso, he traicionado a la persona más importante de mi vida he permitido que la tristeza me carcomiera lentamente hasta que me perdí a mi misma, me deje tanto en el abandono que cuando voltee de nuevo a verme no podía reconocerme, y lo peor de todo es que aún en esos momentos pensaba que todo pasaría solo, que no tenía que hacer nada, que la tristeza se largaría de mi vida una vez que hubiera hecho todos sus estragos, una vez que hubiera consumido mi alma y entonces podría volver a comenzar de nuevo a sonreír.
Pero la tristeza siempre llega con la intención de quedarse en tu vida, te cambia de poco en poco para que no te des cuenta de lo mucho que te afecta hasta que el daño ya este hecho, hasta que llegas a un punto en el que casi te da igual lo que te pase, porque así es, la tristeza puede convertirse en una enfermedad que nos lleve a problemas o situaciones irreversibles. Afortunadamente para mi tengo la bendición de contar con buenos amigos y familiares que me aman y me procuran y es que a pesar de pedirles mil veces que me dejaran sola, a pesar de que incluso les dije malas palabras para que me dejaran en paz, no me hicieron caso, me repetían muchas veces la misma frase “esa que esta hablando no eres tú”, cosa que me resultaba ciertamente muy estúpida, me reía por dentro diciendo “y quien chingados crees que soy entonces”, ahora puedo contestarme “era mi tristeza defendiéndose con uñas y dientes”.
Las decepciones están a la orden del día, especialmente si eres como yo, una persona que le encanta enamorarse, que no aprende, que sigue esperando lo mejor de cada persona que conoce, y después sales herida por ilusa, por no haber querido ver aquella realidad tan evidente y que incluso muchas otras personas te decían, pero la que es terca es terca y yo soy una de esas que no tienen remedio, y fue precisamente esa actitud valentona la que me ha traído tantos problemas y decepciones a mi corazón, pero las decepciones que más duelen son aquellas que menos te esperas, son las que vienen de un amor que creías de esos grandes, de una persona que supo enamorarte por completo, que te hizo creer que estaría por siempre a tu lado y que la búsqueda del amor de tu vida había terminado el día que le conociste.
Esa ultima ruptura que tuve fue demasiado para mí, porque cuando estas a la expectativa puedes ser capaz de esquivar un poco el golpe, pero cuando no te esperas la traición te pega de lleno y hace todo el daño que puede, es triste enamorarse tanto de alguien que no valía la pena, es triste que esa persona te ilusione y después te deje para irse con una cualquiera, es muy triste lo sé, pero así es la vida, a eso me arriesgo cada vez que decido confiar en alguien, a eso me atengo cada vez que pienso que encontré a una persona especial que termina siendo del montón, es normal sentirse tristes de vez en cuando por una decepción, pero nunca debes dejar que la tristeza permanezca demasiado, porque termina metiéndose en tu corazón pudriéndolo todo y robándote lo más importante que tienes: esa capacidad de querer, terminas traicionándote a ti misma y quedando vacía por completo y no hay peor traición que el abandono de uno mismo a causa de la tristeza, nadie es tan importante como para flagelarse por siempre, nadie es tan importante como para perderte por él por muy bueno que hubiese podido ser.
Autor: Sunky