No se lucha por amor, se lucha con amor

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He tenido demasiadas guerras en mi vida como para que el amor sea una de ellas, porque no se luchar por amor, se lucha con amor. Y es que ¿Por qué luchar por alguien que duda si quiere estar a tu lado? ¿De qué sirve llenarte de fuerza y de valor si tienes que hacer un esfuerzo para que haya reciprocidad? ¿Para qué estar donde no quieren que estemos? ¿Por qué correr detrás de alguien que no quiere estar a tu lado?

Desde mi punto de vista, luchar por amor es hacer un esfuerzo extra para vencer un obstáculo innecesario, y en el amor lo podrían ser: la indecisión, el miedo, la confusión, la comodidad, la frustración o la falta de motivación que tiene una persona al estar a nuestro lado.

En cambio, luchar con amor, es saber que el ingrediente principal para mantenerse unidos es el interés, que sobran las ganas de conocerse recíprocamente, que no hay necesidad de perder la dignidad ni suplicar para que la otra persona esté a nuestro lado. Luchar con amor, es saber lo que valemos cada uno como ser humano y, de esa forma, saber que merecemos ser amados, respetados y valorados y no recibir menos que eso.

Qué sí, que miedo puede haber, sobre todo al principio de la relación, y es normal, porque regularmente venimos cargados de relaciones pasadas muy difíciles, relaciones mediocres que nos han llenado de tristeza, de decepciones, de heridas tan profundas que pareciese que volverán a sangrar en cualquier momento. Nos da un poco de miedo que lo que comenzamos a sentir sea una simple ilusión de ese amor que nos gustaría vivir.

 

 

Es entonces lo que queremos evitar, comenzar luchas injustas, largas y dolorosas en las que, al final,  terminemos peleando solos, aferrarnos a una ilusión, sacrificando nuestra vida y nuestra alma por una relación que en fondo, no lo merece. No podemos, o no debemos, quedarnos con quienes se resguardan en la indiferencia, en la insensibilidad, en las verdades a medias o en la mentira. Porque la única manera de que merezca el riesgo esa lucha con amor será la entrega, la honestidad y, sobre todo, el valor y la generosidad que se mueve detrás de las tormentas.

No, no luches por amor, LUCHA CON AMOR ante todas las adversidades con quien sí quiera estar a tu lado; con quien decida tomar tu mano y enfrentar los retos que la vida, la sociedad, la familia, los amigos y , a veces, uno mismo impone; con quien no dude mirarse en tus ojos y decía que es ahí donde quiere estar; por quien tiene algo que ofrecerte día a día sin necesidad de pedírselo; con quien a pesar de las discusiones y desacuerdos seguirá allí, haciendo a un lado las diferencias y el orgullo porque su amor es más grande que eso; con quien comprenda que el amor perfecto y las personas perfectas, no existen, pero que lo que sí existe, es el amor verdadero e inexplicable, y ese, es capaz aceptar esas imperfecciones y aprender a crecer con ellas, juntos; con quien se atreva a jugársela por vivir una buena historia a tu lado.

De no ser así, lo mejor que se puede hacer, es retirarse, porque amar, a veces, también es dejar ir al otro para que pueda florecer, al igual que tú. De qué nos sirve estar en una relación que no nos hace crecer, que no nos hace personas más conscientes y más enteras. De nada sirve mirar atrás, porque la vida nos espera siempre por delante.

En los retos se ve la madera de la que estamos hechos y saber que amamos con valentía a las personas que pasaron por ella, es lo más maravilloso que habremos hecho.

 

Autor: Karla Galleta