Sabes que estas en el camino correcto, cuando pierdes el interés en mirar atrás.

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Es muy difícil pensar si quiera en volver a empezar, más aun cuando ya llevas mucho tiempo en esa relación toxica porque te comienzas a acostumbrar, poco a poco parece hacerse natural el hecho de que te ignoren, que comiencen a dejarte de lado, que ya no te digan cosas lindas, y comienzas inevitablemente a sentirte más como un mueble que como una persona, comienzas a creerte que en realidad no eres importante, y no hay nada más peligroso que asumir el hecho de que no vales nada, que debes conformarte con lo poco que te dan, que debes dar incluso gracias por las miserias de cariño que te entregan de vez en cuando y que debes enseñarte a ser como los perros, que le mueven la cola a su dueño solo porque les da de comer.

Y es que a pesar de que intenté resistirme fue el paso de muchos años y la manera progresiva en que fueron presentándose esos maltratos los que me impidieron reaccionar, y no se en que punto de mi vida llegue a aceptar que ese trato que me daban estaba bien, pensé que “ya me había chingado para toda la vida y que lo mejor era asumir que así terminaría mis días”, y tuvo que ser la visita de una vieja amiga la que me abriera los ojos de nuevo, la que me recordara que yo valía mucho, pero mucho más de lo que me habían valorado por todos esos años, y que merecía tener un mejor trato, que incluso sola viviría con más dignidad que al lado de ese viejo amor que con el paso del tiempo se había convertido en un extraño, ese viejo amor del que ya no quedaban ni siquiera buenos recuerdos, y es que la verdad es que ya no había nada a lo que aferrarme, solo me mantenía ahí la costumbre y el miedo.

Sabía que no tenía nada que temer, y aún así recuerdo que me temblaban los pies, recuerdo que me moría de temor con cada paso que daba lejos de esa casa que por tantos años había llamado mi hogar, pensaba que ya no sería capaz de encontrar a alguien que se fijara en mí, pues si en mis mejores tiempos fue él lo mejor que pude conseguir, ahora con muchos años más encima sería imposible siquiera encontrar a alguien que quisiera estar a mi lado, pero ya lo había decidido, ya sabía que incluso la soledad era una mejor compañía que la de aquel hombre que hace mucho ya no me quería, y seguí avanzando en mi camino lejos de él, y para mi sorpresa nunca sentí la menor tentación de volver a su lado, las cosas terminaron mejor de lo que esperaba y aunque durante un buen tiempo estuve sola, en esa soledad aprendí a amarme nuevamente, y entendí que nunca debí dejar mi orgullo de lado, aprendí que para que otros te amen debes amarte primero, y para que los demás te respeten debes ser tu quien ponga los limites de hasta donde pueden llegar, y curiosamente fue hasta el momento en el que me sentí segura de no necesitar a nadie a mi lado para ser feliz, cuando el amor de mi vida toco a mi puerta, y ahora soy muy feliz.

Autor: Sunky