Quien te hace daño es quien al final te necesita.

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Que sorpresas da la vida, creí que nunca más volvería a verte, al menos eso fue lo que prometiste cuando estabas cruzando esa puerta, lo recuerdo claramente, recuerdo como las lagrimas brotaban de mis ojos como las gotas de lluvia caen en una noche de tormenta, recuerdo que te pedí que te quedaras hasta el cansancio, recuerdo que te rogué incluso, lo único que quería era otra oportunidad, no había hecho nada malo, sin embargo, cuando se ama siempre se esta dispuesto a dar incluso más de lo debido, o al menos así soy yo.

De cualquier manera me sorprendió que me preguntaras por mi vida amorosa, y no pudiste evitar mostrar una sonrisa cuando te dije que tenía poco de terminar con el que hasta hace unos días fue mi novio, fue en ese momento que me dijiste que querías volver conmigo, que estabas hecho pedazos, que necesitabas la ayuda de alguien y que en tus lamentos recordaste el amor que te di como la única luz que has presenciado en tu vida, cosas muy bellas dijiste, no voy a negarlo, pero las palabras se las lleva el viento y el hecho de que no esté con nadie no me convierte en alguien disponible tampoco.

 

Francamente no entiendo como pudiste decir todo aquello con tal elocuencia, si yo hubiese sido una espectadora y no la protagonista me hubieran salido lagrimas de jubilo ante tal revelación que tuviste, pero nada puedes hacer para borrar el pasado, nada puedes hacer para cambiar lo que me hiciste y si bien no te guardo rencor tampoco he olvidado tus palabras al momento de irte.

Creo que tu cinismo no debe conocer limites, entiendo que las cosas no siempre salen como uno quiere, pero que vengas a pedirme ayuda precisamente a mi después de lo que me hiciste tiene que ser o porque no tuviste la suerte de encontrar a nadie bueno a demás de mi en tu camino, o porque me crees lo bastante estúpida como para volver a creer en ti, no se realmente cuál de las dos razones sea, y aunque es verdad que no tengo la malicia suficiente para cobrarme todo lo que me hiciste, tampoco soy tan idiota como para dejarte entrar de nuevo a mi vida.

Desde que te fuiste sencillamente no me vienes ni me vas, así que no puedo desearte suerte o desdicha, porque para mi ya no tienes importancia alguna, siento un poco de lastima por ti, pero creo que incluso eso es más de lo que te mereces, ya que no supiste valorar todo lo bueno que venía de mí, es por eso que no deberías ir por el mundo haciéndole daño a la gente porque muchas veces terminas necesitando de los demás, especialmente de aquellos a los que hiciste sufrir.

Autor: Chivy