El no dijo nada, ella entendió todo.

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Te mal acostumbre a hacerlo todo por ti, era tan necia que incluso de buscaba excusas a aquellas faltas que tenías conmigo, no hacia falta que te disculparas, ya que yo sola me inventaba alguna excusa convincente que te dejara la imagen que tenía de ti intacta, querer hacerlo todo tu misma es una tontería, ahora lo sé, pero en ese entonces no lo sabía, de hecho fue a raíz de conocerte, de tratarte durante ese tiempo que estuvimos juntos que pude aprender la lección.

Es algo natural que las mujeres seamos las que hablamos un poco más, pero contigo la comunicación siempre era de una sola vía, yo hablaba y tu escuchabas, al principio eso me gustaba no voy a negarlo, pero hay cosas que no se pueden o más bien dicho no se deben de dejar a la interpretación de los demás, yo creía que casi no discutías conmigo simplemente porque odiabas las peleas, o porque pensabas que no saldría nada bueno de eso, pero el intercambio de comunicación es fundamental, conversar es la herramienta principal para decir lo que sentimos, lo que nos gusta, lo que no, y aquello que nos esta molestando de más, es necesario hablar las cosas para corregir el rumbo, para formar alianzas y estrategias que permitan avanzar como pareja.

Pero tú pocas veces hablabas, y tus respuestas siempre eran cortas y tajantes, entonces me di cuenta de que no era que temieras que las cosas se pusieran peor tras discutir algunos puntos encontrados, era simplemente que te estaba aburriendo con mi conversación, y quizás dentro de ti estabas pensando en otra cosa para distraerte, en otras palabras, estabas ignorándome mientras me mirabas.

Sinceramente los dos nos equivocamos en esta relación, y creo que ambos tenemos bien claro que no somos nada compatibles, pero pude haberme dado cuenta mucho antes si no hubiera sido porque siempre quise darle un sentido a tu silencio, porque siempre estaba tratando de arreglar aquello que yo no había roto, porque me sentí tan segura de poder cargar con nuestra relación casi sola, y eso fue porque quizás me sentía mucho, o porque no quería escuchar aquello que me decías tan claramente con tu silencio, porque todo este tiempo que callabas no estabas dándome la razón, no estabas asintiendo a lo que te decía, estabas diciendo sin palabras que todo lo que yo decía “no te importaba”.

Incluso cuando te dije que me marchaba te quedaste callado, ¿Qué más pruebas necesitaba de tu desinterés?

Autor: Sunky