A quien no le importa que te vayas, tampoco le importo que estuvieras.

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Desde hace tiempo, algo dentro de mí me decía que era tiempo de marchar, pero mi loco corazón que no entiende de razones me obligo a permanecer con él hasta que la ultima luz de esperanza fue sesgada por la oscuridad de su indiferencia, en ese momento por fin coincidieron mi corazón y me mente que necesitaba alejarme de él, pero como siempre sucede el corazón es muy voluble, y al poco tiempo de haberme ido comenzaron a llegar las dudas sobre si había hecho lo correcto, ya que de alguna manera muy dentro de mí, aun quería seguir peleando por lo nuestro, a pesar de que sabía que era inútil, a pesar de que ya lo había hecho en el pasado sin llegar a buen puerto, a pesar de que me había marchado y no hizo nada por detenerme, pero mi corazón es tonto y caprichoso y no me dejaba de torturar con esas dudas en mi mente.

Pasado un tiempo de habernos separado justo en el momento en que comenzaba a resignarme y a tratar de olvidarme de él apareció frente a mí, con una disculpa y una cara de idiota, me dijo todo aquello que quería escuchar, me pidió que le diera una segunda oportunidad, pero él parecía ser muy malo con la aritmética, no se de donde sacó la idea de una segunda oportunidad, si le di tantas que incluso las deje de contar, en cada ocasión en que me prometió algo y no lo cumplía, en cada momento en que me dejo sola para irse con sus amigos quienes eran más importantes que yo, en cada momento en que me gritó, e incluso en aquella ocasión en la que amenazó con pegarme, todas esas cosas las deje pasar, no porque fueran normales o estuvieran bien, si no porque decidía darle otra oportunidad.

Le di demasiadas oportunidades para demostrarme ese amor que solo existía en sus palabras, ese amor que nunca llego a “sentirse” en realidad, aquellos sentimientos tan profundos que según él tenía por mí, pero que al parecer los llevaba sepultados en lo más profundo de él, porque con sus acciones me demostraba todo lo contrario a lo que profesaba, y yo confundida por tales contradicciones espere como idiota para ver en que momento reaccionaba y por fin comenzaba a demostrarme todo aquello que siempre me profesó, pero la espera se hizo larga e interminable, se convirtió en una promesa que nunca llego a cumplirse como la mayoría de los planes que hicimos juntos.

Y fue precisamente el momento de mi partida en el que le di la ultima oportunidad de demostrarme ese amor que decía tenerme, pero me dejó ir, y no fue hasta mucho tiempo después que me buscó, fue después de que se dieras cuenta de todo lo que hacia por él, o quizás después de intentar buscar a alguien más y darse cuenta de que no es tan fácil encontrar a una mujer que esté dispuesta a darse por completo ante alguien como él, fue el día de mi partida cuando me quedo claro que nunca le importe en realidad, que todo siempre se trato de él, y que si duramos tiempo juntos fue porque así le convenía y no porque me quisiera ni nada por el estilo, porque si no le importo que me fuera, tampoco le importo que estuviera.

Autor: Sunky