A veces las personas no lloran por que sean débiles, sino porque llevan mucho tiempo siendo fuertes.

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Puedo ver a todas aquellas personas que me señalan con el dedo, como si fueran capaces de saber lo que tengo por dentro, como si fueran capaces de entenderme o si conocieran mi historia, es fácil hablar de los demás y hay mucha gente que disfruta de hacerlo, y lo hacen sin temor de hacer daño, sin temor de estar juzgando mal a nadie, ¿pero cuantas veces se detienen a pensar que es lo que la otra persona esta viviendo?, a pesar de ser muchos los que se sienten capaces de hablar sobre la vida de los demás, son pocos los que en realidad pretenden ponerse en sus zapatos primero.

La vida no ha sido amable conmigo, he ido de tropiezo en tropiezo, sin apenas tiempo para poder levantarme de nuevo cuando ya tengo la siguiente estocada frente a mi, no puedo adjudicarle la culpa al destino, no puedo decir que no soy culpable de lo que estoy viviendo, sin embargo si que puedo decir que la vida ha sido mucho más amable con otros que conmigo, a sido mucho más comprensiva con sus errores y mucho más gratificante en sus aciertos, aún así he tratado de manternerme firme en todo momento, he tratado de levantar mi rostro y de no derramar lagrimas frente a los desconocidos, y así he sido casi toda mi vida, excepto en algunos momentos.

Esos momentos en los que la realidad te supera por todos lados, en los que todo te sale mal, incluso aquello que creías que era lo más bueno de tu vida se convierte en algo que te hace daño, quiero dejar en claro que no le deseo lo que estoy pasando a nadie más, incluso a aquellos que me apuntan con el dedo, y que se burlan de mi sufrimiento llamándome débil o cobarde, ni siquiera a ellos les deseo lo que estoy viviendo, aunque estoy segura de que si en algún momento les tocara vivir lo que a mi, estarían retorciéndose del dolor y sin tiempo para reírse del dolor ajeno.

Pero a cada uno nos llegan nuestros momentos de prueba, y “Dios no nos pone jamás una prueba que seamos incapaces de superar”, de eso estoy segura, y es también por eso que sé lo fuerte que soy, lo fuerte que me considera mi creador, y aunque me gustaría tener más tranquilidad en mi vida, tener felicidad, amor y abundancia, entiendo que todo tiene su tiempo, y hay un tiempo para sembrar y uno para cosechar, un tiempo para vivir y otro para morir, un tiempo para sufrir y otro para ser feliz, así que aunque en este momento no he podido controlar mi tristeza y he terminado sucumbiendo ante el dolor y la desesperación, tengo fé y esperanza de que llegarán días mejores en los que me tocará ser feliz, en los que todo esto será solo un mal recuerdo.

“A veces las personas no lloran por que sean débiles, sino porque llevan mucho tiempo siendo fuertes.”

Autor: Sunky