A veces el silencio es nuestro grito más fuerte.

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En ocasiones me gustaría no tener que hablar tanto, hay ocasiones en las que me canso, otras en las que tengo un nudo en la garganta que me hace doloroso seguir hablando, hay muchas otras en las que no encuentro las frases adecuadas para darme a entender de la mejor manera, pero siempre tengo la impresión de que tengo la responsabilidad de decir lo que estoy pensando, de expresar mis emociones, porque creo que no hay nada peor que ver a la persona amada sin saber porque causa se ha marchado, por eso nunca me cayo cuando tengo algo importante que decir, porque no quiero que existan dudas si algún día tengo que alejarme de por qué me fui.

Se necesita mucho valor para decir las cosas de frente y en la cara, y lo peor es que pocas personas agradecen esta atención, por el contrario muchos hombres piensan que las mujeres como yo somos un fastidio, que somos unas quejumbrosas, o que solo queremos llamar la atención, pero no es verdad, en realidad somos unas luchadoras, somos unas personas valientes que decimos la verdad le pese a quien le pese, y más que fastidiarse deberían agradecernos porque al menos con alguien como nosotras nunca tendrán dudas de como va la relación, y también se equivocan en otra cosa, no nos encanta hablar, lo hacemos porque lo consideramos necesario, pero también sabemos callar y lo hacemos cuando vemos que ya no tiene caso seguir hablando, es por eso que el silencio para nosotras es nuestro grito más fuerte, es como gritar diciendo “ya no puedo hacer nada más para que lo nuestro no se vaya al carajo”.

Los hombres a menudo se quejan de que nosotras supuestamente no dejamos de hablar, pero son tontos, muy tontos en realidad, y es que aunque es verdad que las mujeres hacemos más uso de la palabra pero, regularmente lo hacemos para tratar de llegar a acuerdos, para resolver mal entendidos, para hacer planes, para decir lo que sentimos, en pocas palabras estamos sacando a flote nuestra relación, ya que cualquier relación que no tenga este tipo de comunicación esta destinada a fracasar, y esperar a que un hombre tome las riendas de todo esto, que un hombre busque el momento para hablar de todos estos temas es casi como esperar la salida del sol por el otro lado, es como esperar meramente un milagro.

Paradójicamente aunque los hombres no paren de quejarse de lo mucho que hablamos, mientras lo hacemos pueden estar algo tranquilos, porque significa que si no esta todo bien al menos está en una situación salvable, porque una vez que una mujer opta por el silencio absoluto es porque ya se dio por vencida, es porque ya comprendió que sus esfuerzos han sido en vano, es porque ya no existe una batalla que pueda ganarse en esa guerra del amor, y por el contrario de lo que los hombres pueden llegar a pensar de nosotras, la verdad no hablamos por hablar, lo hacemos cuando es necesario y cuando eso ya no nos lleva a nada guardamos silencio y nos marchamos sin decir una palabra más que adiós.

Autor: Sunky