Tu adiós no me mato, me regreso la vida.

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Desesperada, angustiada, impotente, me quede observando como salías de mi vida, igual que las lágrimas de mis ojos, sabía que no regresarías, el dolor se contuvo en mi pecho y no pude evitar perderme en un silencio de desesperanza y tristeza, creía que todo había terminado para mí, porque aunque claramente no eras quien yo buscaba, fuiste un proyecto al que le dedique lo que yo pensaba habían sido los mejores días de mi vida, fuiste tú la persona a quien más le di y aun así no fui capaz de recibir nada que valiera la pena, y para ese entonces cuando decidiste marcharte y cruzar mi puerta ya me habías convencido de que nadie más se fijaría en mí, me sentía vieja para volver a intentar hacer mi vida con alguien más, creía que después de ti lo único que me esperaba era la soledad y la desesperanza y que caminaría sola a partir de ese día sin nadie más que me acompañara o me volviera a hacer sentir mujer, pero la vida siempre te termina sorprendiendo y no fui la excepción.

Sé muy bien que cuando te fuiste lo hiciste tratando de castigarme, querías que me humillara más ante ti y te pidiera desesperadamente que regresaras a mi lado, ofreciéndote más aún de todo lo que ya te había dado, querías sentirte indispensable en mi vida y aunque en ese momento yo creía que lo eras decidí no buscarte aunque me muriera de soledad, porque ya me había quedado claro lo poco que te importaba, ya sabía que no era para ti más que un juguete que solo te divertía cuando me hacías daño, sabía que ninguno de los dos era feliz estando juntos, y que a lo mucho ambos nos considerábamos un mal necesario, nuestra necesidad de permanecer juntos había nacido más por el tiempo que por el amor, éramos más costumbre que cariño, éramos más miedo de volver a intentarlo que las ganas de permanecer unidos.

Siempre tuve enorme e inexplicable miedo a la soledad, siempre le consideré mi peor enemigo y la prueba inminente de que había fallado en mi vida, y entonces me encontraba sola como tanto lo había temido en su momento, no dejaba de llorar y lamentarme por mi triste destino, y hubieron momentos en los que me sentí en la necesidad de salir a buscarte y humillarme una vez más para pedirte que volvieras a pesar de lo infelices que éramos juntos, porque no podía soportar ese constante reproche que salía de mi misma cuando estaba sola, una voz interna y constante que me replicaba “¿Cómo fuiste capaz de llegar a este punto?”, pero de algún lugar tome la fuerza suficiente para reprimirme y no volver a molestarte más, en el fondo sabía que volver a tu lado no era ninguna solución a mi tristeza, era solo una manera de mantenerme ocupada sin pensar en todos los errores que había cometido en mi vida.

De alguna manera y sin darme cuenta el sol volvió a entrar por mi ventana y poco a poco con el paso de los días me sentía cada vez más liberada de mi pasado y esos errores que tanto me pesaban, descubrí sin querer que la soledad era aquello que me hacía falta para sanar, que la vida siempre te brinda una oportunidad más incluso cuando tú no estás buscándola, y que muchas veces cuando no esperas nada es cuando termina llegando lo que más anhelabas, porque fue en el preciso momento en que me resigne a quedarme sola toda la vida cuando conocí al amor de mi vida y unos meses después llegaste llorando a mi puerta diciéndome que no aguantabas más el estar sin mí, contándome como lastimo tu orgullo el pensar que no me importabas nada y lo sencillo que fue para mí el pasar de ti, por eso he decidido escribirte esta carta, porque a pesar de que soy consciente del daño que mi hiciste todos merecemos una oportunidad para ser felices, incluso tú, pero puedo decirte que esa felicidad no éramos el uno del otro y lo supimos en carne propia durante todo el tiempo que pasamos juntos, no fue fácil olvidarte pero cuando lo hice comencé a vivir de nuevo, creía que moriría al dejarnos, pero en realidad cuando estábamos juntos era cuando estaba muriendo, así que tú también puedes encontrarte con alguien que sea para ti, así como yo encontré a la persona que mucho tiempo pensaba que estaba en ti.

Autor: Sunky